Congreso de Alto Impacto Rural 2022

🦎 Sabandijas asistentas

📜 La crónica

VIERNES

La sabandijada comenzó con la llegada a cuentagotas de los asistentes en coche, tren y avión. No hubo nadie que viniera en barco. Ya se veía desde el principio que el agua no era precisamente el elemento clave de un evento de estas características.

Tests de antígenos y pizzas caseras con una masa congelada en la que los fabricantes repararon en gastos fueron el recibimiento a la llegada. La calidad de las pizzas parecía presagiar un evento de descuidada alimentación pero enseguida supimos reconducirlo de una manera extraordinariamente excepcional.

Entre saludos, abrazos, elegir habitaciones y las primeras ludadas en el salón recreativo transcurrió la primera parte de la kedada.

Con la troupe sabandijer que llegaba en viernes ya asentada, nos presentamos en corro como cualquier reunión de estafados por vendehumos que se precie. Claramente se notaron desde el principio los distintos rangos sabandijers según la cuota que está pagando cada uno.

Los que pagan 27€ tuvieron apoyo moral de toda la comunidad presente. Os queremos.

Después llegó la sección competitiva de los Sabandigames donde, sin mucho esfuerzo, pudimos deducir que Ángel Tenisdemesadríguez se pasó media carrera jugando al ping pong en vez de estudiar y que Rubén Afilialonso tiene una grave adicción al billar.

Con unas cuantas cervezas ya asentadas en nuestro aparato motor y con la amenaza inminente de lluvia parecía que el asado argentino para cenar peligraba. Pero el encargado era Matt, y de un argentino no puedes esperar que un asado salga mal.

Un poco de carbón, un mucho de cervezas, unas buenas piezas de carne y un secador de pelo fueron ingredientes suficientes para ponerse hasta las trancas.

Sí, un secador de pelo, no flipes tanto y pruébalo algún día, mano de santo para las brasas.

El resto de la noche transcurrió entre cubateos y cervezas, más ludadas, música a cargo de DJ Monty y chapuzones varios en el yacusi de la casa.

Si a esto se le llama networking, dame más networking que yo quiero.

SÁBADO

El viernes acabó tarde, para algunes más que otres. Eso supuso que el sábado se vieran ciertos cuerpos maltratados por la resaca y la edad que no estaban en su mejor momento para el atípico saludo al sol que teníamos preparado con Marina.

Pero todo lo que sube baja, y viceversa, y Elena y Ángel lo subieron preparando unas tortitas que MADRE MÍA, para resucitar a un muerto.

Tanto fue así, que con las mismas fuimos al supermercado a comprar más cervezas (no nos juzgues, somos humanos) y aprovechamos para hacer una rutita guiados por el sherpa Desberdin. Cruzamos un minivalle cercano a la casa en el que respetó la lluvia pero hacía un viento que ni en el apocalipsis, oiga.

Vuelta a la casa con la satisfacción de haber sacudido el cuerpo llegó el momento de la comida.

Durante ese tiempo, fueron cayendo más sabandijers por la casa que espero que no desayunaran fuerte.

El CEO paellero Jesús y el CTO Jero se marcaron una mega paella de marisco en el porche de la entrada de la casa que riéte tú de la del anuncio de Villarriba.

Llegó el momento de degustarla, y como el comedor estaba abajo tras unas escaleras diseñadas por el propio demonio, la primera idea fue que todo el mundo subiera con el plato en mano a coger su ración.

Pero, je, no contaban con 2 vascos con mucho arrojo y poco miedo a destruir el trabajo de horas y dejar sin comida al regimiento. Por fortuna, el órdago salió bien y la paella de 20kg llegó a donde debía sana y salva.

La épica es la épica.

Para después de comer teníamos preparada una mesa redonda sobre negocios online. No nos vamos a engañar. Cuando la programamos, ya pensamos que quizás no entraría muy bien. Y así fue. La gente no quería hablar de negocios ni de curro, quería jijijaja.

Y esto es Sabandijers, que no sea por jijijaja, así que hicimos una nueva ronda para que los llegados el sábado tuvieran la opción de presentarse al resto y directamente fuimos al SabandiTournament.

Para el torneo de juegos hicimos 2 equipos aleatorios y repartimos caretas de los páters sabandijers, Álvaro y Dave, omnipresentes en espíritu pero ausentes físicamente.

El equipo de Álvaro VS el equipo de Dave. Los juegos fueron la "sokatira", la galleta (pero no el modo de juego que estás pensando, cochino) y los castellers.

El carácter competitivo por llevar a la medalla de oro al gurú de cabecera provocó auténticos derroches de concentración y energía. Vamos, que la gente lo dio todo como si le fuera la vida en ello, momentos de mofa y befa por doquier.

Estuvo todo bastante igualado hasta que el equipo de Dave se proclamó moderadamente campeón en el último juego.

Después de eso tocó el momento de descansar y esperar la cena, que estaba apalabrada con un restaurante del pueblo que traerían sobre las 21h a la casa. El tema que dieron las 21, las 21:15, las 21:30… y ni la comida llegaba, ni nos contestaban el móvil ni el teléfono fijo.

El pánico empezó a adueñarse de la situación y por el momento hubo sensaciones de que aquello quizás podía acabar comiéndonos unos a los otros en una extrema situación de supervivencia en cuanto se volviera a acabar la cerveza.

Hasta que llegó Monty dispuesto a rodar cabezas garrote en mano. Matt y un servidor le acompañamos en coche hasta el restaurante para no perdernos el cristo que podía montarse. Todo parecía que podía acabar en la crónica de sucesos.

Hasta que llegamos allí…

Un restaurante de carretera pegado a una gasolinera a las afueras del pueblo que parecía salido de una película de Alex de la Iglesia. Pero la tortilla se dio la vuelta.

Siendo carnavales y con la escasa población de Estremera y alrededores, había ahí un buen fiestón de dimensiones épicas. El restaurante estaba en modo pub, con mesa de DJ, mucho cubata, mucho joven disfrazado dándolo todo y un musicón que normal que no contestaran el teléfono.

Por un momento nos dieron ganas de pedirnos algo y que le jodan a la cena. Pero resulta que la cena justo la estaban cargando en la furgoneta. Y por Tutatis, qué cena.

Volvimos a la casa y tuvimos un banquete estilo Asterix y Obelix con cochinillo, corderos, croquetas, ensaladas… En fin, visto el jolgorio que tenían montado prefiero no saber en qué condiciones estaban los cocineros cuando prepararon nuestra comida pero hay que reconocer que estaba todo de toma pan y moja.

Y con las mismas, llegó ya la sobremesa a altas horas de la noche. Algunos sabandijers tenían ya que marcharse de vuelta a su casa, otros hicieron bomba de humo agotados del cansancio y los últimos héroes en quedar de pie estuvimos en petit comité con las últimas cervezas y juegos de mesa.

DOMINGO

Tras un despertar y un desayuno de campeones, el domingo fue día de recogimiento y reflexión.

Nah, mentira, pero sí fue más relajado y de charleta ociosa entre despedidas. Aprovechamos para sacar las últimas fotos de equipo y ver el dron de Ángel cómo sobrevolaba nuestras cabezas.

El equipo cantábrico nos volvimos pronto antes de la comida, así que poco puedo contar de lo que sucedió después.

Lo que sí te puedo decir es que fue una sabandijada espectacular caracterizada principalmente por 2 cosas:

• Excesos.
  De comida, de bebida y de risas. Pero a eso íbamos, no?
  
• Buen rollo.
  Espectacular el ambiente sabandijer. Estando en la comunidad, en los grupos de Telegram y demás ya de antemano se anticipaba que nos íbamos a juntar gente maja. Pero la realidad superó las expectativas y la predisposición a pasar un buen rato entre gente que en su mayoría no nos conocíamos en persona fue exquisita.

¿Y qué pasa con las cosas malas? ¿Es que no hubo?

A lo mejor, pero no serían importantes porque, la verdad, no me acuerdo de ninguna.